“¿Vosotros sois el futuro del país? ¿Vosotros; inmaduros, dependientes, mimados e incapaces? ¿Vosotros, quienes habéis crecido sin esfuerzo, y a quienes os lo hemos dado todo hecho?”
Los adultos no confían en nosotros. Por alguna razón, nos etiquetan a todos los jóvenes como impacientes, malcriados y egoístas que no saben lo que es el trabajo. Comparan nuestra infancia con la suya y llegan a la conclusión de que no nos esforzamos, que nos lo dan todo hecho o que nos pasamos el día de fiesta.
Pero eso no es lo que yo veo. Yo veo a muchísimos jóvenes que sufren ansiedad porque este sistema educativo les obliga a elegir continuamente desde los catorce años la trayectoria por la que van a pasar el resto de su vida. La impotencia de saber que eres uno de los miles de graduados que salen anualmente de tu carrera cuando el número de contratados será mucho menor. Veo el esfuerzo que supone estudiar para aprobar y no para aprender; y que con todo, las perspectivas de futuro para nosotros no son buenas.
Además, en muchos casos nos ha podido la desilusión y la resignación. Hemos perdido la confianza en general y en el Gobierno en particular. Una prueba de esto es el 20% de jóvenes entre 18 y 25 años que se abstuvo de votar en las elecciones europeas pasadas y que 76% de los jóvenes en paro creen que su situación no mejorará en un año.
Alba González de Langarica y Laura Simón |
Hay una palabra que define nuestro futuro: Incertidumbre. E igual un poquito de miedo. Incertidumbre porque, a diferencia de hace unas décadas, estudiar y esforzarte no te garantiza un trabajo y un futuro. Miedo a nuestro futuro y miedo al día que acabemos de estudiar e intentemos demostrar que los últimos quince años de nuestra vida han servido para algo.
¿Y a quién culpamos? Culpar es fácil, en seguida nos saldrá decir que al gobierno y a los partidos políticos, a los responsables financieros o incluso a la sociedad en la que nos ha tocado vivir; pero es que no es esa la pregunta que tenemos que formular, sino ¿cuál es la solución?
Lanaldi es un programa que busca y crea soluciones. Nos ofrece una nueva perspectiva sobre la educación. Nos forma para responder a un mercado de trabajo que exige aptitudes que no nos han enseñado en el colegio. Nos orienta sobre la demanda que existe en los diferentes trabajos y, sobre todo, hace de puente y ofrece la posibilidad de conocer desde dentro la forma de trabajo de un profesional de la rama elegida, con resultados tan espectaculares como haber conseguido la inclusión de más de 600 jóvenes a un puesto de trabajo en un año.
Haber podido compartir un día con ellos y haber visto cómo trabajan ha sido una experiencia enormemente rica para poder entender la importancia de su trabajo y cómo un grupo de personas que vienen de diferentes carreras se han unido con el objetivo último de acortar las distancias entre empresas y aquellos jóvenes que buscan su primer trabajo.